Todos llevamos un poco de ti.
Yo por ejemplo, llevo tus manos, tu tez y tu lunar. Llevo tu gusto por la comida y tu amor por el hogar y la familia. Llevo tu satisfacción tras un buen día de compras, tu gusto por los viajes y tu independencia.
Paciente, tierna y buena conversadora, siempre con una interesante historia para compartir. Eterna preocupada porque a tu gente nunca le faltara nada. Siempre dispuesta a consentir hasta el más pequeño antojo y a enseñarnos todo lo que mejor sabías.
Te acabas de ir y ya te extraño. Te acabas de ir, pero siempre vas a estar.
Ay morena, morenita mía
no te olvidaré.
G.