Mi problema es que uso la experiencia como lastre que me aferra al piso.
Protejo tanto mis maltratadas alas, que pareciera que prefiero llevarlas a cuestas, atadas y atrofiadas.
¿Será que ya se me olvidó cómo volar?
Y entre mi sobreprotección y mi exagerada autodefensa ahora me muestro al mundo con un caparazón lleno de espinas... el resto de mí, todo lo bueno que tengo, queda escondido, como si no existiera...
Mi problema es que a cada paso imagino la caída, y es así que termino maltratada.
Mi problema es que yo lo sé, pero a veces se me olvida.
G.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario