¿Qué puede haber más especial que el instante en que se siente la vida? Ese pequeño instante que es el ahora, en que estamos existiendo y somos conscientes de ello...
Siempre he odiado la frase "lo estoy guardando para una ocasión especial", porque es como decir que la vida transcurre a diario en monotonía e insignificancia, y porque esas ocasiones especiales nunca terminan de llegar.
No pretendo imponerme como una optimista sin remedio, porque tampoco creo en el rosa pastel.
Creo en la capacidad de sentir a la vida en cada instante, de reconocer profundamente cada sentimiento, sea euforia o sea dolor, y percibir cómo inunda cada rincón del propio ser.
Creo en la capacidad de los sentidos, de captar la más profunda esencia de todo aquello con lo que entran en contacto, sea una persona, un objeto o un lugar.
Creo que en algunos momentos se me ha olvidado creer, por simple miedo incongruente...
Creo que ese miedo es el que habré de guardar para una ocasión especial... de esas que nunca llegan.
G.
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