Dicen que los maestros trascienden en la eternidad... yo agregaría que son pocos los que logran trascender.
Después de veinte años de estudios, yo recuerdo con tal importancia sólo a un puñito de mis maestros, pero puedo decir que ese puñito contribuyó profundamente en mi formación, no como estudiante, si no como persona. Y las cosas que aprendí de ellos siguen reflejándose en mis acciones cotidianas:
De la maestra Margarita (Primaria), aprendí que en cualquier cosa que hagamos, debe estar igual de bien hecho lo que se ve, como lo que no se ve.
De la maestra Ana Marcela (Primaria), aprendí la importancia de compartir mis opiniones y conocer las de los demás.
De la maestra Ceci (Inglés) aprendí a ser apasionada con mi trabajo y a luchar por lo que me gusta, sin importar más nada.
De la maestra Juanita (Ortografía y Mecanografía), aprendí la importancia de escribir correctamente.
De la maestra Lety (Danza y Teatro) aprendí a conocer mi cuerpo, a escuchar mi voz interior, a respetarlos y a combinarlos para expresarme libremente.
De la maestra Paty (IDEA) aprendí a entregarme a mi profesión en cuerpo y alma, y que todas las personas con las que trato son igual de importantes.
Del maestro Raúl (IDEA) aprendí a ser una persona disciplinada y respetuosa, y descubrí el amor por las artes escénicas.
Del profesor de Dibujo Técnico, aprendí que el punto de referencia para la superación, soy yo misma, sin compararme nunca con alguien más.
Del profesor Fernando (Reconocimiento de Patrones), aprendí a no esperar a que las cosas lleguen solas. Que debo salir a buscar lo que me haga falta, con todo mi esfuerzo y con los recursos que tenga a mano.
Del profesor Gerardo (Seguridad en Redes), aprendí la importancia de trabajar con altos estándares de calidad.
A todos ellos, les estaré eternamente agradecida, y aunque a muchos ya no los vea, los recuerdo siempre con mucho respeto y con mucho cariño.
A todos ellos, muchas gracias en su día :)
G.
Su estudiante torbellino.
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