Hoy murió un querido amigo de la familia. No un amigo de conveniencia, no un amigo de temporada. Un amigo en serio, un amigo desde siempre y para siempre. Siendo niña aprendí a través de él los buenos pasos de baile, la confianza, la alegría y la más pura lealtad. Pero me acaba de pasar lo que suele pasar en estos casos: nunca se lo dije. Nunca le dije gracias por estar, por compartir, por apoyar. Gracias por los apapachos, por las atenciones y por contarme historias de mi vida cuando yo todavía no existía. Gracias por todo el cariño que siempre repartió con mi familia. Lo vamos a extrañar todos los días. G.