Siendo niña aprendí a través de él los buenos pasos de baile, la confianza, la alegría y la más pura lealtad. Pero me acaba de pasar lo que suele pasar en estos casos: nunca se lo dije.
Nunca le dije gracias por estar, por compartir, por apoyar. Gracias por los apapachos, por las atenciones y por contarme historias de mi vida cuando yo todavía no existía.
Gracias por todo el cariño que siempre repartió con mi familia.
Lo vamos a extrañar todos los días.
G.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario