Una prenda que ya no pude devolver, otra que no lograron quitarme y otra que vino de lejos para ser obsequio... Todas de uso similar, todas compartiendo almacén a pesar de sus distantes historias. Curioso cómo un cajón proyecta una vida, o varias... como bola de cristal. G.
He estado en lugares tan alejados de la civilización, en los que el cielo presume una espesa sobrepoblación de estrellas. Si las miras fijamente, parece que tiemblan suavemente como si estuvieran a punto de desprenderse y caer en forma de lluvia sobre ti. Pero en noches despejadas como ésta, el cielo está aquí abajo, y las estrellas que brillan imponentes son las luces de mi ciudad. Yo miro esas estrellas citadinas y me pierdo embelesada en la ventana, igual que cuando me llueven en las noches frescas en el campo. G. Mirando estrellas.
Kilimanjaro is a snow-covered mountain 19,710 feet high, and is said to be the highest mountain in Africa. Its western summit is called by the Masai "Ngàje Ngài," the House of God. Close to the western summit there is the dried and frozen carcass of a leopard. No one has explained what the leopard was seeking at that altitude. Ernest Hemingway. "The snows of Kilimanjaro"
Miro hacia la ventana y ahí está: una silueta oscura que baila entre penumbras... Es la palmera que se mueve contenta al ritmo que le marca el viento de noche. La miro moverse mientras me invita diciendo "ven, ven...". Quiere que salga con ella a bailar, pero no puedo... Mi corazón y mi cuerpo están cansados hoy. Me quedo bien quieta y dejo que sea mi espíritu el que fluya hacia ella. Lo dejo que salga de mí y que a oscuras se ponga a bailar. Que vuelva aquí renovado, que traiga consigo el remedio para un buen dormir. Miro hacia la ventana, le digo adiós a un duro día... y me uno en silencio a aquella coreografía. G. Bailando de noche.
Una vez al año a todas las mujeres nos brotan alas, aureola, y 137 súper poderes. Una vez al año no existen las mujeres irresponsables, las que tratan mal a las personas que atienden en sus trabajos, las que engañan a sus parejas, las que abandonan a sus hijos, las que se dedican a inventar chismes de oficina, las que hacen mal su trabajo y le echan la culpa a alguien más... Esas mujeres no existen hoy.
Tampoco existen las que inculcan en sus hijos el machismo, las que aceptan malos tratos de su pareja por que el hombre manda, las que hablan mal de la nueva jefa porque "ése es trabajo para un hombre", las que no saben ni cambiar un foco porque no es una tarea femenina, las que piensan que sólo se logra ser una mujer completa cuando se ha engendrado un hijo... Ellas tampoco existen hoy.
Una vez al año todas despertamos sumergidas en la perfección. Algo falló en mi caso, porque hoy no desperté más tierna, ni más compasiva, ni más fuerte, ni más inteligente, ni más bonita, ni más maternal. Desperté pensando en los pendientes del trabajo, en que hoy es cumpleaños de mi querida amiga y en los planes para el fin de semana. Me miré en el espejo y nada brillaba sobre mi cabeza, dí un brinco y no empecé a volar. Autocrítica honesta, revaloración y búsqueda de nuevos logros... Eso es lo que persigo cada vez que lo siento necesario, sin anclarlo a un día en el calendario. Me gusta ser valorada por mis logros, por mi conducta y por mis pensamientos, no por los componentes de mi aparato reproductor. Amo a mis niñas con un amor insondable, aún cuando no nos haya unido un cordón umbilical. Las guío y les enseño lo que considero que podrá ayudarlas no sólo a ser buenas mujeres, sino grandes seres humanos. Hoy conmemoro las libertades con las que nací, pero diario busco las libertades que me faltan y las que quiero dejar para las que vienen después de mí. G. La mujer sin aureola.