Statcounter

sábado, 31 de julio de 2010

Alma viajera

Empecé a viajar un día que sentí la necesitad de salir corriendo de la vida diaria…  la realidad en ese instante de mi vida no me resultaba grata.  Siendo honesta, la distracción sólo fue temporal, porque a fin de cuentas regresé y continúe en el mismo lugar.  Lo rescatable de la huida fue que desde el instante en que pisé por primera vez un suelo ajeno algo en mi interior se despertó. 


Gracias a ese primer viaje, despertó la rebeldía ante lo que la vida me ponía al rededor, y noté lo poquito que sabía de mí y del mundo entero. Ahora ya no viajo para huir…  ahora viajo para encontrar.


Encontrar… una palabra tan profunda y con tantos matices.  En cada viaje siempre encuentro, conozco,  siento y termino por saberme tan ignorante.   “¡Quién me hubiera dicho que esto existía!” me digo, y me complazco por saberlo ahora.  Y quiero más.  Siempre quiero más.




Y después de ver paisajes nuevos, de escuchar otros idiomas, probar sabores nuevos, ver rasgos tan distintos de los míos, y descubrir a la vez tantas similitudes,  acabo por encontrarme conmigo misma.  Siempre un poco más soñadora, siempre un poco más aventurada y siempre un poco más curiosa.  Ansiosa por alcanzar el siguiente destino.


Y cuando vuelvo a casa  (a aquello que podría ser la parte cotidiana de mi vida) todo me parece tan distinto… porque mis sentidos llegan renovados, y mi corazón marcha a un nuevo ritmo.  Y aquí, en la vida diaria, vuelvo a conocer y a aprender.  Siempre más. 


G.
Disfrutando el gran viaje de la vida.

jueves, 22 de julio de 2010

Un festejo silencioso

Estaba trabajando como en un día cualquiera, sentadita en el escritorio con vista a la terraza. Disfrutando de un rico día nublado y haciendo un recuento de los pendientes acumulados en el transcurso del día… hasta que la agenda del celular me sacó de concentración: “Firma constitución sociedad” fue todo lo que dijo, y para mí fue suficiente para perder mi vista en las gotas de lluvia de la ventana y sonreir.

Hoy hace un año le puse firma a mi destino, y me dije: “A partir de este momento ya no hay marcha atrás”.

Ha sido un año de muuuuuuucho esfuerzo, de mucha dedicación, de persistencia, de tocar puertas, de negociar, conocer, crear, ofrecer, proponer, demostrar, lograr, alcanzar. Ha sido un año de lucha, de aprendizaje como nunca, de crecimiento, de emoción; y sí, de mucha satisfacción.

Siendo sincera, he tenido muchos momentos de miedo y de duda. Momentos difíciles en que me gustaría tener una varita mágica que pusiera todo en orden y al ritmo que yo quisiera. Pero también he tenido muchiiiiiiiiisimo apoyo. Mis padres y hermanos que me han seguido la corriente y me han apoyado en todo, desde el día en que se me ocurrió la idea. Mis primos, primas, tíos, tías, toda mi familia que son mis principales promotores. Y mis amigos, siempre aportando, siempre animando, siempre ayudando.

Hoy hace un año era un día muuuuuy caluroso, yo estaba nerviosa e imaginándome el primer año. Ese día es hoy. Está nublado y llueve en la ventana. Y esta aventura continúa y cada día es mejor. Cada día le pongo un ladrillo nuevo, y no me canso y no pierdo la fe.

Hoy se cumple un año y yo me pregunto… ¿cómo será cuando se cumplan dos?

G.

Buscando Aventura.

domingo, 18 de julio de 2010

Se busca

Después de mucho tiempo de olvido, hace poco renové uno de mis juguetes favoritos: mi cuaderno de sketching. Tengo que aceptar que fue un largo tiempo en que no sentí ni una pizca de inspiración que me obligara a reemplazar mi cuaderno viejo y saturado. A veces me gustaba darle una hojeada, y ver todas las locuras que había plasmado en imágenes que aun me siguen llenando de recuerdos.

Pero bueno, al fin la inquietud y la inspiración se pusieron de acuerdo, así que con la verdadera emoción de un reencuentro compré mi nuevo cuaderno. Era hora de presentarle a sus compañeros de juerga, y uno de mis más queridos tesoros: mi estuche de lápices. Mi adorado estuche de lápices.

Los busqué en su lugar de siempre, al lado de un montón de dibujos y el viejo cuaderno. Pero no, ellos no estaban ahí... y una gran sensación de pérdida pospuso el encuentro. "Tienen que estar por aquí". Busqué en los lugares obvios, seguí buscando en rincones menos probables y terminé buscando en los sitios más descabellados. Pero no... el alivio nunca llegó.

He hecho la búsqueda exahustiva nuevamente, pero todo sigue igual... Y mientras se me viene a la mente el momento en que llegaron a mis manos: Estaba en el tercer año de primaria, y mis calificaciones iban muy bien, así que mi mamá decidió consentirme y me llevó a escoger mi tan merecido premio. Fuimos directo a uno de esos lugares que siempre me ha parecido mágico y embriagador; lleno de posibilidades, de colores, de texturas, de objetos interesantes, y sobre todo de materia prima perfecta para mi mente hiperactiva: Una gran papelería.

La verdad, no recuerdo qué tan difícil fue decidir, ni recuerdo cuáles fueron mis otras opciones. Pero el salir de ahí con mi espectacular estuche de lápices profesionales fue una real experiencia de felicidad.

Ya sé que sólo son lápices, y sé que es difícil creer que aun en estos días los esté buscando. Pero para mí siguien siendo un gran tesoro, de esos que se usan sólo en ocasiones especiales. Sólo cuando hay un buen dibujo por trazar.

Ya sé que puedo comprarme un estuche nuevo cuando sea. Pero sigo esperanzada a que mi querido estuche aparecerá en el lugar y el momento menos esperado. Y será un encuentro tan afortunado como cuando vas caminando por la calle y te cruzas con un viejo amigo.

Mientras tanto, el cuaderno nuevo sigue en blanco, como una clara muestra de solidaridad. Y yo sigo desesperada buscando por todos lados, como cualquier persona que ha perdido algo muy querido. Y me pongo a pensar que a veces nos pasa eso mismo con las personas que nos rodean... Estamos tan acostumbrados a tenerlos cerca, que los vamos arrumbando y damos por hecho que siguen ahí... en el mismo lugar donde los dejamos. Hasta que algo pasa y los necesitamos, pero algunas veces es tarde, por que ya no están. Sólo quedan los viejos recuerdos y el hueco que solían llenar. Desafortunadamente, las personas no se compran en una gran papelería.

En fin... yo seguiré buscando. Tal vez ponga letreros en los postes, reparta volantes y ofrezca recompensa. Todo sea por recuperar a mi amado tesoro de la infancia. Y cuando lo encuentre, prometeré no volver a dejarlo olvidado tanto tiempo, y le pediré perdón.

G.
En la incansable búsqueda.

viernes, 9 de julio de 2010

Siempre sintiendo a la vida aquí dentro de mí

Hoy tuve un encuentro escrito con mi pasado...
no sabía desde hace cuanto iba regando letras por mi camino, y fue un encuentro agridulce. Surgieron tantas cosas!!

En algunas sigo siendo simplemente igual, a otras tantas las he superado y de muchas otras ya ni me acordaba!!

Con unas tuve otra vez felicidad: viajes, nacimientos, celebraciones, encuentros... Y con otras me pongo casi a llorar, de esas mejor ni hablar...

El punto es que recordé y sentí.

Y veo que a lo largo de la vida sigo siendo yo.
A veces sola, a veces con compañía.
De pronto tonta, pero casi siempre inteligente.
A veces miedosa, pero llegando siempre hasta el final.
Y siempre fragil, siempre dispuesta a entregar... siempre latiendo y siempre soñando el porvenir.

Siempre sintiendo a la vida aquí dentro de mí.

G.

martes, 6 de julio de 2010

Cuando los ídolos se derrumban

Piensen en algún personaje público que admiren... les parece una persona interesante, admiran su profesión y además les atrae físicamente. Como persona pública, les parece simplemente inalcanzable, finalmente, ustedes sólo son fans.

Ahora imaginen por un momento que su sueño guajiro de conocer a ese personaje (y no me refiero a coincidir en un lugar público y pedirle un autógrafo) se vuelve realidad. Poco probable, ¿cierto?. Pues a mí me sucedió.

Bien dice la choteada frase: el mundo es un pañuelo. Así que en ese pañuelo arrugado nos fuimos a cruzar. Entramos en contacto por rollos laborales, hubo una clara química, y finalmente se presentó la invitación a salir. ¡¡¡Síiiiii!!! ¡¡¡Mi eterno amor platónico de la tele me había invitado!!! Todavía minutos antes de llegar a la cita, seguía pellizcándome para asegurarme de que no era una alucinación ¡¡y hasta me entraba la risa nerviosa!!

La velada fue genial. Me porté, no como una fan eufórica que quiere la foto y el autógrafo con su famoso, si no como cualquier mujer que sale con cualquier hombre. Una gran charla, muchas risas, nada de silencios incómodos, él super atento y caballeroso; un par de coqueteos, y yo me esforcé por no gritar o desmayarme.

Todo parecía indicar que él también la había pasado bien, y que había probabilidades de una segunda salida. Pero... el coqueteo de su parte se volvió más directo, y su interés en mí, en lo que yo era como persona pareció desvanecerse. Poco a poco fue quedando claro que nuestras intensiones tomaban direcciones diferentes. Hasta que no hubo punto medio y finalmente se rompió el contacto.

Debo confesar que fue una gran decepción para mí... Obviamente me hubiera gustado poder conocerlo mejor. Definitivamente seguí pensando que era una persona super interesante, igual de atractivo que en la tele, y muy agradable. Pero no me gustó nada su intención. Y sí, eso hizo que mi opinión de él cambiara demasiado.

Moraleja, que por cierto ya sabía, pero no tenía un ejemplo tan evidente: todos somos humanos, unos más que otros, pero todos defectuosos e imperfectos; seamos famosos o anónimos. Y nuestras imperfecciones no siempre combinan con las imperfecciones de los demás.

De cualquier manera fue un placer y una gran emoción conocerlo. ¡¡Y al pensarlo, todavía sonrío y hasta me río sola!! jajaja No deja de ser mi sueño guajiro que se hizo realidad :D

G.

viernes, 2 de julio de 2010

Preguntas al Aire

¿Destino o predeterminación?
¿resignación o necedad?
¿cómo llamarle a la vida cuando te da lo que no pides
o cuando te niega lo que anhelas?

¿En base a que se determina lo concedido y lo negado?
¿quién decide en que momento llegará lo que esperabas?
¿cómo se escoge lo que se hará y lo que se quedará guardado en el cajón?

derecha o izquierda,
subir o bajar,
avanzar o esperar,
entrar o salir,
reír o llorar,
vivir o soñar...

El futuro se busca, no se espera sentado en un rincón
lo sé...
pero, ¿se busca con pala y detector?
¿o se busca de reojo mientras finges que no ves?
¿se ordena por correo, o se busca en el cereal?

¿¿¿destino = azar???
¿¿¿destino = elección???

... ya te encontraré; así te escondas bajo el mar
ya llegarás; así pretendas que no estoy.
Vendrás y serás "ahora"
se acabará la duda y sabré por que sí y por que no.

Ya llegarás como te llames:
destino, necedad, azar o elección

Años más, años menos

A veces pienso que al tiempo le gusta llevarme la contraria para hacerme enojar. Todavía me acuerdo con una mezcla de enojo y risa cuando en una entrevista de trabajo, la amabilidad de mi entrevistador se fue al bote de basura cuando terminó de leer mi curriculum. Un ingeniero de más de 40, con cara de cansancio y tics de ansiedad.

Cuando terminó de leerlo, lo puso a un lado en su escritorio, y me pidió que le hablara un poco de mi experiencia profesional. Yo me puse cómoda y le platiqué de mis grandes logros y de mis mejores proyectos. Me escuchó atentamente sin emitir un juicio, pero su cara seria me mandó el mensaje: "Tú no me agradas".

Cuando terminé, hubo un gran silencio, y una mirada fea. Luego se acomodó en su silla y finalmente habló. Hizo un rápido resumen de mi carrera profesional, y luego preguntó: "Disculpa que pregunte, pero... ¿qué edad tienes?". Yo contesté muy orgullosa y sonriente: "Tengo 29". Luego vino otra fea pausa, y finalmente se desahogó: "¿Entonces me estás diciendo que tú, a tus 29, tienes la misma experiencia profesional que yo?".

En ese instante supe que estaba perdiendo mi tiempo en ese lugar y que todo acababa de irse directo al drenaje profundo. Ya no había nada que perder, no había que conservar los formalismos y no tenía por qué ser tolerante. Así que no me reprimí: "Bueno, no sé cuál es tu experiencia profesional, por que no te conozco. Pero sé que lo que dice mi curriculum es cierto, y sé que si lo puse es por que es verdad".

El resto de la entrevista no la recuerdo, pero ambos sabíamos que ya no tenía caso. Acababa de ser juzgada y discriminada por mi edad. No fue la primera vez que pasé por algo así, ni fue la única ocasión en que deseé ser mayor para ser una ingeniera respetada y poder aspirar a puestos de mayor responsabilidad.

Hoy estoy a unos días de cumplir 32. Soy una ingeniera respetada que ya es capáz de tener puestos de mayor responsabilidad. Lo absurdo de la vida es que ahora tengo años de más: soy una mujer soltera de 32. Y la discriminación a mi alrededor sólo cambió de criterio. Sigo estando fuera de la norma, y sigue estando fuera de mis manos poner una solución.

Estoy a unos días de cumplir 32. Y no. No quisiera cumplirlos.

Lo más visitado